Mi perro no es como los demás perros. No hace cosas de perro. No hace
pis en las farolas, ni se rasca las pulgas, ni bebe agua del váter. No, a mi
perro le gusta la música, la luz de la Luna y caminar sobre las puntas de las
pezuñas. Es que mi perro cree que no es un perro... ¡Mi perro cree que es un
bailarín!»
A una pequeña niña ¡le encanta el ballet! Y a su perro Biff, también.
Pero todo el mundo insiste en que los perros no bailan ballet. Hasta que Biff
se cuela en una actuación profesional en la que la bailarina sufre una caída;
el perrito consigue hacerse cargo de la situación ¡y salvar el día!
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